12 marzo 2014

El Mundo que pretendiamos arreglar sin convencer.

Cuando la calidez me advierta de una ventana entreabierta,
allí donde tus encantos y mi hipocresía
al terminar nuestra comedia del tequila se lapidaron con alevosía.
 Escapo olvidando la cortesía, con miedo a reavivar el fuego amigo
para no, otra vez más, enfrentar gritos con la cobardía.
Reptando por el campo de la nocturna batalla escapo,
acallando muelles en nuestro asentamiento entrego mis armas,
pido exilio en mi rutina para huir de ti hasta no sé qué cantina.

Tu, canalla carnal, usurpaste mi apeo
 sacaste unas bragas de tu chistera y con un paseo al aseo,
yo mis llaves sin rechistar.
Y llegando al comunismo de los besos
conseguiste más que eso, hacerme olvidar.

Yo, que juré mi compostura.

Porque soy el mismo enfermo que mi medicina bebo
y aunque en mi locura se distingue placebo
con total impunidad me asesino a curas.
 Ahora soñar es ya cosa del pasado, el cartel de cerrado
cuelga en nuestros asientos desocupados
del viaje que nunca hicimos por amar.

Yo, que juré mi compostura, tu, que me juraste olvidar... 


Verdugo

No hay comentarios: