10 octubre 2011


Cincuenta minutos de interrogantes nos separan, ochenta kilómetros de inseguridades al ir, ochenta de silencio al volver.

   Todos los días inquisidores, postulantes, figurantes, y tu juguetón, escurridizo tras ellos, tras sus máscaras, invisible para los demás.

   Inocencia, juventud, perdido y loco en lo fantástico,
ilusión de la mano de un héroe. Su héroe.

   Dame tu dolor, dame tus angustias, dame tus preocupaciones. Entrégamelos para que los consuma antes de dejarte, debo volver tras mis pasos, marchar al trayecto de preguntas huérfanas, acomodar al silencio como compañero y partir...
   ...De nuevo tu asiento vacío y ochenta enemigos por delante.

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